Toni Navarro
Esturión: «Un marco incomparable»
Actualizado: 15 dic 2021
«En Esturión una cocina tranquila y sin aspavientos acompaña el fluir del río a su paso por este privilegiado rincón de la provincia»

¿Existen dos sitios así en Sevilla? Nosotros creemos que no y, por eso, no hemos dejado nunca de venir en las distintas etapas por las que ha pasado, bajo diversas propiedades y con distintas cartas. Es de esos espacios que, si no existiesen, habría que inventarlos.
La vista se te pierde por ese ventanal desde el que se ve la curva que hace el Guadalquivir tras sobrepasar Coria del Río y antes de encaminarse a San Juan, y sigue a los enormes barcos que se pegan a su orilla para sortear los accidentes del río. Dentro, una decoración cuidada, de cuando esta antigua fábrica de caviar se recuperó como restaurante, signo de que cuando el mobiliario es bueno y de diseño, aguanta lo que le echen. Fuera ese jardín donde corren y juegan los pequeños sin más preocupación que la del bravo río. Aunque es cierto que el ambiente familiar de fines de semana puede ser “demasiado” familiar para algunos.

La carta actual es clásica y se permiten pocas excentricidades, lo que es de agradecer cuando el producto es bueno. Comenzamos con un correcto paté de perdiz con mermelada de tomate al que sigue una ensaladilla de lima y mostaza, en el que quizás se les ha ido un poco una lima que puede anular otros sabores. En cambio, el alioli que acompaña a los sabrosos buñuelos de carbón de bacalao juega perfectamente su papel y acompaña y remata el plato. Algo similar vuelve a ocurrir con un arroz negro socarrado, que gana cuando lo mezclas con las salsas y los tallarines de calamar que lo acompañan. Pero el plato ganador del día, haciendo honor al nombre del restaurante, es el esturión al horno, acompañado con migas de quinoa. ¡Qué pescado más sabroso y qué punto le dan! Para comerse una fuente. Terminamos con un buen postre, un tatín de manzana en forma de tartaleta, con helado, que pone punto final a la comida.

Nos marchamos con ganas de volver para conocer la nueva parrilla que han instalado en el jardín y probar sus cazuelas de arroz, pero tendrá que ser un día más tranquilo, porque pese a la amabilidad de sus camareros es difícil trabajar con un lleno como el que nos encontramos. Aunque si esto estuviese tranquilito los fines de semana ya no habría necesidad de aspirar a otro paraíso.

Si seguimos subiendo, llegamos al corazón del sevruga, el comedor restaurante. En él podremos disfrutar de una cuidada carta, con productos típicos de la zona y de máxima calidad. En este espacio disfrutamos de todos nuestros sentidos, no sólo el gusto, y el olfato. A la vez que disfrutamos de la comida, tenemos una visión relajante del río Guadalquivir, donde disfrutaremos, si la suerte acompaña, del paso de los barcos camino de Sevilla y de Sanlúcar de Barrameda. Este salón cuenta con una capacidad de unas 60 personas.

Y por último, en la última planta nos encontramos con el reservado, un espacio íntimo, donde poder realizar comidas familiares o de empresas. Aquí podrá disfrutar de una agradable comida, sin nadie más a su alrededor, además podrá disfrutar de las magníficas vistas que se observan desde la terraza. En la terraza también podrá disfrutar de una agradable cena en las calurosas noches de verano, ya que en la época estival esta parte se habilita por las noches como restaurante. Este salón tiene una capacidad de unas 20 personas.
