La Voz de Coria
El señuelo olímpico de Marina Rueda
El descarte de la gimnasia rítmica le dio a Marina Rueda comenzar en lucha libre a los 13 años. Habitual de las escuelas municipales de Carmona, pocos deportes le quedaban ya por probar y sin saber qué era se inició en esta disciplina porque no quedaban más plazas en otras modalidades.

El Club de Lucha Guadajoz le abrió sus puertas y ahí sigue, con una única espinita que no se termina de sacar, su presencia en unos Juegos Olímpicos. No le gustaba mucho entrenar, pero los consejos de los entrenadores y la evidencia de sus cualidades le sirvieron de motivación porque celebrar torneos se convirtió en una costumbre. Ganó el campeonato de España de 2009 para que no quedaran dudas sobre el potencial de una de las grandes promesas de la lucha femenina.
Se le pasó Río de Janeiro y más dolorosamente le ocurrió con Tokio 2020. Representante española en 53 kg y número cinco del ranking nacional de lucha femenina, en mayo de 2021 vivió el sinsabor de la eliminación en Bulgaria. Se enfrentó a la canadiense Samantha Leigh Stewart, que ganó la contienda en la primera ronda con un resultado de 10-0. La sevillana de Carmona compartió la decepción con las luchadoras españolas Graciela Sánchez y Lydia Pérez, que también cayeron eliminadas en los octavos de final del Preolímpico de Sofía.
Ni siquiera el confinamiento que se vivió en España por culpa del covid-19 varió sus rutinas, aunque en este paréntesis sus hermanas le ayudaron en la parte técnica para no perder sensaciones. Pasado el mal trago, continúa con sus sesiones en la sala de lucha de su club, el CD Lucha Guadajoz, donde compagina sus enfrentamientos con una variedad interminable de material para estar en forma, como colchonetas, comba, pesas, kettleball, pelota medicinal. Y en su casa tiene su propio gimnasio.