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  • Foto del escritorToni Navarro

Cafetería El Reloj, 23 años en Coria del Río siendo "un bar puntero"

Actualizado: 1 dic 2022

Está situado en una de las mejores esquinas del centro histórico, la que une las calles Cervantes con Méndez Núñez y Antonio Pérez Tinao, frente por frente a la torre de la esquina del reloj de Coria del Río, con la imponente fachada del casco antiguo. Entramos en uno de los clásicos del centro, de los de toda la vida ¿El secreto de la Cafetería El Reloj? "El trato al prójimo, tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti, que los clientes sientan que están en la extensión del salón de su casa".


José Antonio Verdugo / Fotografías: Toni Navarro

Este mítico establecimiento del centro histórico y comercial de Coria del Río sigue contando con camareros de toda la vida, tapas caseras y desayunos tradicionales: "Nuestra bandera es no perder la esencia".


¿Quién no ha pasado una mañana de invierno o verano desayunando en la Cafetería El Reloj? Es uno de esos lugares que no pueden pasar desapercibidos, porque siempre tiene en su puerta a un buen número de asiduos que desde muy temprano comienzan la ronda de desayunos, más tarde de cerveza fría y tapas caseras.


Hace muy poco que José Antonio Verdugo les dio la noticia a sus padres: “Quiero continuar con el legado que deja Francisco GutiérrezEl Coto” después de 20 años” De esta manera, este coriano asume las riendas de la Cafetería El Reloj, uno de los bares tradicionales de Coria del Río que desde hace 24 años viene siendo la casa del “coriano de a pie”, como le gusta recalcar a su nueva y entusiasta dueño. Es joven y vitalista, viene lleno de ideas nuevas, pero es plenamente consciente y responsable de que tiene un pequeño tesoro de la historia hostelera de Coria del Río entre sus manos. Hace tan solo unos tres años que decidió dejar de ser trabajador para convertirse en jefe, desde la humildad más absoluta, en la nueva persona que vele por la continuidad de un comercio con tanta solera como este. “Mis padres se sorprendieron, pero están muy orgullosos y se emocionaron mucho. Yo lo que siento es responsabilidad, ante todo. Incluso aunque mi padre es jubilado, siempre está atento a echar una mano”, cuenta José Antonio.


Fotografías: Toni Navarro

“Siempre hemos sido un bar de clientes fieles. Vivimos del cliente de diario, pero hemos sabido adaptarnos también al turismo y queremos que este sea un lugar agradable para todos”. Aun así, para José Antonio es importante que el público local siga teniendo su sitio, “que el coriano no se sienta excluido de su propio pueblo, que sepan que aquí los camareros conocen a la clientela habitual”. Por eso, el objetivo de José Antonio es “conservar la esencia”. Esto se traduce en el trato y el ambiente, pero por supuesto también en los desayunos y tapas: “La forma es casera y todo de elaboración propia. Esto es un bar típico donde los camareros cortan las tapas”.


Mercedes Verdugo / Fotografías: Toni Navarro

Esta esencia José Antonio la conoce bien, pero está dispuesto a asumir con ganas todo lo que le queda por aprender: “Me ofrecieron coger el negocio y la verdad que vi una buena oportunidad. Estoy dispuesto a que me enseñen y a equivocarme todo lo que haga falta. Que yo sea el dueño no significa que vaya a ser más que nadie. Empecé estudiando y ayudando a mis padres cuando lo necesitaban, después trabajando en este mismo bar detrás de la barra, y ahora tengo sobre mí la importante labor de dar continuidad al negocio. Espero hacerlo tan bien como lo han hecho Francisco Gutiérrez “El Coto”.


Celia Cordero / Fotografías: Toni Navarro

El objetivo está claro: “Quiero que La Cafetería el Reloj siga siendo un bar donde la gente pueda sentirse como en casa, con las tapas de casa y servidos como en su casa”. Esta férrea motivación resulta comprensible, sobre todo cuando muchos bares y negocios de la zona han perdido esta esencia que les caracterizaba, o directamente ya no existen, “muchos bares están dedicándose a los turistas y dejando de lado el coriano” Lo que se dice renovarse no lo ha hecho, lo tiene en mente, quizás más adelante. Su regularidad y constancia. La clientela fiel de tantos años sabe que allí no se equivoca.


Francisco Gutiérrez "El Coto" / Fotografías: Toni Navarro

El mítico establecimiento de calle Cervantes no necesita presentación. Lugar de paso y tertulia de todo coriano que se precie, tiene casi 24 años, pero está más joven que nunca. Una charla con José Antonio Verdugo, segunda generación de propietarios, basta para comprobar el secreto de su éxito.


No necesita presentación. La Cafetería El Reloj, más que un bar, es una institución. Roza los 24 años de vida, pero está tan jovial como siempre. No hay coriana/o –y casi turista– que no haya parado alguna vez en la calle Cervantes, un negocio que sobrevive ya a la segunda generación de propietarios. Fue el anterior dueño Francisco Gutiérrez “El Coto” – por este orden– primero en alquiler, desembarcó en este mítico enclave y empezó a servir café y tostadas antes del cambio de moneda de la peseta al euro. “Dos años antes de entrar el euro, me trasladé de otra zona a esta, al final acerté con el sitio y las clientelas, hacía falta una cafetería de estas características, para tertulianas/os, para ponerse al día de toda la actualidad coriana


Cristina Bejarano / Fotografías: Toni Navarro

Antes los momentos divertidos –se cuentan por miles– que se sucedían delante o detrás de la barra de la Cafetería El Reloj se quedaban ahí, en la memoria de los que tenían la suerte de presenciarlos. Ahora se graban y se comparten en redes sociales, para deleite de los seguidores, o de José Antonio, Mercedes, Celia o Cristina y compañía, que tantas risas provocan. Hasta a las obras de calle Larga como antiguamente se llamaba la última vez que cambiaron los adoquines, le cantaron en clave de humor: “Cantábamos: qué de adoquines, jolines –se ríen–, o qué obra más larga, pues claro que es larga, si es de la calle Larga…


En La Cafetería El Reloj no echan horas, “echamos la vida”, dice José Antonio, que señala: “Sé a qué hora tengo que entrar, lo que no sé es a qué hora me voy a ir a mi casa”. ¿Cuál es el secreto del éxito del negocio? “El trato al prójimo, somos una familia”, señala José Antonio, que apuesta por “tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti”. La idea es que los clientes “sientan que están en la extensión del salón de su casa”.


Fotografías: Toni Navarro

Destacaba su buena clientela, con predominancia es mixta, y el buen ambiente. "A mí me cuidaban mucho", reconoce José Antonio. Todavía se acuerda del dolor de pies al final de la jornada. "Me encantaba ponerme la tiza detrás de la oreja para hacer las cuentas en la barra. También aprendí a coger tres y cuatro vasos para escanciarlos", recuerda.


Fotografías: Toni Navarro

El deseo del miembro del bar es que la cosa siga yendo bien, que cuando toque dar un paso al lado la tercera generación pueda y quiera hacerse cargo del negocio y que se pueda mantener la esencia cercana de un bar histórico de un barrio no menos histórico. Y es que los buenos recuerdos, como las buenas personas, permanecen.


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